19 de marzo de 2012

Bertolt Brecht. Ante la noticia de la muerte de Walter Benjamin.
































Me dicen que, adelantándote a tus verdugos,
has levantado la mano contra ti mismo.
Ocho años desterrado,
observando el ascenso del enemigo.
Empujado finalmente a una frontera incruzable,
has cruzado, me dicen, otra que sí es cruzable.

Imperios se derrumban. Los jefes de pandilla
se pasean como hombres de estado. Los pueblos
se han vuelto invisibles bajo sus armamentos.

Así el futuro está en tinieblas y débiles
las fuerzas del bien. Tu veías todo esto
cuando destruiste el cuerpo destinado a la tortura.



Walter Benjamin integraba el grupo de refugiados judíos que decidió escapar, a través de la frontera con España, de la Francia invadida por los nazis. En el mismo momento en que dicho grupo llegó a la costa del pueblo de Port Bou, en Cataluña, la dictadura de Franco canceló las visas de tránsito y ordenó a la policía española devolver a Francia a todas las personas que habían logrado cruzar la frontera, incluyendo al grupo de judíos del que Benjamin formaba parte. Para no caer en manos de los nazis, Walter Benjamin se suicidó en una habitación de un hotel de Port Bou con una sobredosis de morfina el 25 de septiembre de 1940.