26 de mayo de 2012

Roland Barthes: La función del relato.


“La función del relato no es la de “representar” sino la de constituir un espectáculo que nos sigue siendo todavía bastante enigmático, pero que no podría ser del orden mimético; la ‘realidad’ de una secuencia no está en la sucesión ‘natural’ de las acciones que la componen, sino en la lógica que en ella se expone, se arriesga y se satisface; podría decirse, de otro modo, que el origen de una secuencia no es la observación de la realidad, sino la necesidad de variar y sobrepasar la primera forma que se ofreció al hombre, a saber, la repetición: una secuencia es esencialmente un todo en el que nada se repite: la lógica tiene aquí un valor emancipador y junto con ella todo el relato; puede suceder que los hombres reinyecten en el relato todo lo que conocieron, todo lo que vivieron: por lo menos, así es en una forma que, ella sí, ha triunfado sobre la repetición e instituido el modelo de un devenir. El relato no hace ver, no imita: la pasión que puede inflamarnos al leer una novela no es la de una “visión” (de hecho, nosotros no ‘vemos’ nada) es la del sentido, es decir, de un orden superior de la relación, que posee, también él, sus emociones, sus esperanzas, sus amenazas, sus triunfos: ‘lo que pasa’ en el relato, no es, desde el punto de vista referencial (real) nada, lo que ‘adviene’ es únicamente el lenguaje, la aventura de lenguaje, cuya llegada no deja de ser festejada”.

Cita extraída del luminoso artículo de Roland Barthes "Introducción al análisis estructural de los relatos"

La imagen de hoy: "Paisaje de invierno con patinadores", de Avercamp.

"El botánico", de Juan Gelman






















"El botánico"

y aquí el francés Bonpland botánico
buscaba asclepias lirolensis
o chinchonas acaridesas
encontró en cambio las ignotas
caras o rostros del amor
a la india Nunu de los zambos
junto a la boca del Orinoco

junto a la boca del Orinoco
durmió al cuidado del peligro
comía arroz yucas hormigas
plátanos y manjar de mono
mirándose en los cocodrilos
en el silbido de las boas
en el rugido de los tigres
mientras se alzaban los temores
como hogueras nunca apagadas

a la calor de esas hogueras
aquí el francés Bonpland botánico
entró en las dulces partes de Nunu
mientras giraban en la noche
las catedrales medievales
toda la rue du chat qui péche
como planetas instantáneos
apagándose en la mitad

entre los pechos de la Nunu
que hablaban sus idiomas suaves
más poderosos que la selva
más bellos que los tigres en
la luz violeta de su vientre
o que los cocodrilos bocas
del Orinoco padre o río
o que las boas onduladas
como olitas del Sena gris

temió amó a Nunu comió mono
con su levita directorio
tuvo 15 días de miel
y cuando alguno robó a la india
(no por deseo de su carne
o de sus partes destinadas
al amor puro y duro y otro
sino para hacerlas volver
a la desencadenada
selva o sacarlas del amor
para otro mundo como es
o amor es de otro mundo o es
otro mundo directamente)

Bonpland decía al rededor:
"hermano cocodrilo di
dónde está Nunu la dulzona
de varios pechos a saber:
el que te da leche de amor
el que te apaga la maldad
el que te viste contra el miedo
el que se tiembla en la caída
porque no sabe si te alzará"
o al tigre de rayas de rey:
"dónde está Nunu, tigre tigre
ahora salido de mi sangre"
o a la boa: "cómo está Nunu
la de la luna en la rodilla"

la de la luna en la rodilla
se la llevaron y Bonpland
no quiso saber más de estrellas
o de misterios de la mar
o de volcanes encendidos
o de plantas quietas en sí
y aunque se fue del Orinoco
de sus herrumbres suaves verdes
y aunque lo amó la emperatriz
(la Josefina de Napoleón)

y aunque ella eligió sus brazos
para morirse de una vez
aquí volvió el Bonpland a Nunu
y nunca jamás la encontró

pero comía yucas hormigas
arroz manjar de mono plátanos
y bebía aguas del Orinoco
como quien come a una mujer
como quien bebe a una mujer

y esta es la historia de Bonpland
clasificó muchas plantitas
del continente americano
pero él vivía en Nunu. oh Nunu .
la de la luna en la rodilla
la de varios pechos de amor
la de planetas apagados
como la rue du chat qui péche
volando abriendo su mitad
para el francés que la quería
como jardín oh Nunu. oh Nunu
como la noche Nunu Nunu.

(del libro Fábulas)